Aponiente

La cura para todo es siempre agua salada: el sudor, las lagrimas o el mar
Karen Blixen


Cualquier excusa es buena para visitar las increíbles playas gaditanas, pero si además lo haces porque tienes una reserva en uno de los restaurantes más de moda del momento, el plan se convierte en perfecto.
En esta ocasión nos hemos escapado al Puerto de Santa María para disfrutar de Aponiente, el nuevo y flamante restaurante de Ángel León y no digo nuevo porque lleve poco tiempo abierto, sino porque ahora disfruta de una nueva ubicación lejos del bullicioso centro de la ciudad.

Llegar al nuevo sitio no es fácil, el restaurante está situado en un polígono al que se accede pasando por debajo de las vías del tren, que la verdad no lo hace muy atractivo, pero las pegas estéticas, desde luego, acaban ahí, porque Aponiente ha pasado de una oscura y pequeña calle del centro del Puerto de Santa María a un enorme molino del siglo XVII en el que no se ha escatimado ni un detalle para convertirlo en un lugar increíblemente bonito.
Ya en la entrada te encuentras con un espacio lleno de referencias marinas, como erizos de mar en los pomos de las puertas, lámparas de algas o escamas de peces en las paredes, pero lo que mas llama la atención es un enorme pez luna que parece flotar en medio de la sala, todo preparado para el absoluto disfrute de los sentidos.

Ya sabéis lo que nos gusta que nos traten bien y especialmente en este tipo de restaurantes. y este no no iba a ser menos. Nada mas entrar te recibe el personal de sala que, tras ofrecerte algo de beber, te va explicando la historia del molino, las mareas que pasan por debajo de él y las diferentes partes de las que constaba cuando estaba en pleno funcionamiento. Esto tiene buena pinta.


De camino a la mesa puedes disfrutar, a la derecha de las preciosas vistas a uno de los caños del río Guadalete y la izquierda de la impresionante cocina abierta donde Ángel León y su equipo preparan los diferentes platos que poco después podremos disfrutar en la mesa.
La cantidad de gente trabajando es abrumadora, entre cocineros, camareros, panadero, sumiller… hay más profesionales que comensales.


Al final del pasillo, se encuentra el salón, un lugar grande, espacioso, de decoración marina donde puedes encontrar desde sillas con forma de colas de peces o una sirena colgadas del techo. Se nota el enorme esfuerzo que se ha puesto en convertir Aponiente en un lugar acogedor, pero falta disfrutar de lo verdaderamente importante, la comida.
Allá vamos, la mesa al fondo y todos de cara al salón, no nos vamos a perder nada de nada.

Particularmente llego con un poco de miedo, toda la carta es de pescados y aunque a mí el pescado me gusta no dejo de temer algún plato un poco… fuerte. Sobre todo, por la expectación ante del ingrediente que ha hecho famoso a Aponiente y a su chef, el plancton. Algo hemos oído hablar de él, de color verde intenso y sabor potente tenemos ganas de saber como estará integrado en los platos y que sabores nos vamos a encontrar.




Tampoco queremos dar muchos detalles ni fotos, para que te animes a ir y que te sorprenda, pero algunos platos son dignos de mención, porque el menú degustación, la verdad es que empiezan por todo lo alto.
Primer plato, ¿unos pasteles? Madre mía, trampantojos de choco, calamares, plancton... parece mentira que esto pueda saber así. Sabores y texturas suaves pero fácilmente identificables que sorprenden ante la imagen de algo que perece que va a ser dulce.

Pasteles con sabor a mar

Platos elaborados, clásicos, sorprendentes y de gran sabor van surgiendo hasta que llega el propio chef con una mesa de embutidos. Un poco raro para ser un restaurante especializado en pescados. Todo un despliegue de diferentes tipos de preparaciones de pescado simulando a embutidos, chorizo, sobrasada, mortadela todo preparado en la propia mesa, lo que te da la oportunidad de ver un poco más de cerca a Ángel León.

Mesa de embutidos marinos


Parece mentira pero las preparaciones están hechas de pescado como el calamar que rodea al falso paté, ingenio e imaginación por toda la mesa.
No solo el sabor de la comida es el protagonista sino también su cuidada presentación, platos con forma de cola de orca o raspas de pescado acompañan perfectamente el menú, sin quitar un ápice de protagonismo a la comida. Sabores y texturas acompañan a mas de 3 horas de disfrute con combinaciones ingeniosas al alcance solo de los mas grandes.



Sabores suaves e intensos se combinan de manera que en ningún momento te sientes saturado, todo estudiado y pensado, sin espacio para la improvisación, es todo tan sorprendente, que hasta en el baño se puede convertir en un espacio para el diseño y las sorpresa y aquí si que no te vamos a contar nada mas para que vayas y lo descubras tu mismo.
Solo nos quedaba terminar con los postres, ácidos y dulces en perfecta combinación para terminar una comida difícil de olvidar.



Por poner una pega a una comida perfecta, echamos un poco de menos disfrutar algo mas del artífice de todo este proyecto, un pequeño saludo o trato un poco mas cercano de chef, que tanto nos gusta.

En resumen un regalo para los sentidos y una experiencia inolvidable.


Nuestra BIGOTACIÓN:
Ambiente:
Servicio:
Cocina:
Calidad/Precio:

Lo MEJOR: La decoración y la comida.
        
Lo PEOR: Entre el precio y la distancia, no se puede ir todos los meses.



Aponiente
 
Dirección: Francisco Cossi Ochoa, 11500, El Puerto de Santa María
Teléfono: 956 851 870
Web: http://www.aponiente.com
Precio: Dos menús degustación de 165 y 195 € por persona sin maridaje


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